viernes, mayo 10, 2024

Una convocatoria para conducción de buses en la ciudad de Montelindo establece: “Se buscan 100 conductores para buses eléctricos de la empresa BusesRápidos. Los interesados por favor mandar su currículo”. Un mes más tarde, cuando se cierra la convocatoria, se han postulado solo hombres. Profesionales de recursos humanos no entienden la razón por la cual ninguna mujer se postuló. Preguntan a un par de mujeres en la calle, quienes responden: “Los hombres son quienes manejan los buses” y además “la convocatoria solo se dirigió a ellos, no hablaron de conductoras”.

A través del lenguaje se expresan intenciones, percepciones y se nombra, se omite e incluso se construye la realidad. También se evidencian concepciones sociales que hemos ido construyendo a lo largo del tiempo. Estas concepciones no han sido equitativas e incluyentes. Ahora debemos aprender a nombrar a las mujeres como personas que participan en el desarrollo económico, político, social y cultural de cada pueblo. Así como aprendimos a ocupar un rol y a asumir cuando sí o cuando no de acuerdo con nuestro género, podemos reaprender otra cosa.

Históricamente, a las mujeres nos han “enseñado” que hay ciertas actividades que podemos ejercer y otras que no nos corresponden.

En un sector tan masculinizado como el transporte, donde las mujeres sólo ocupan el 15% de los cargos en América Latina, y donde las cifras sobre la población LGBTQ+ son escasas, en muchos momentos se asume que son los hombres heterosexuales los protagonistas. Es hora de cambiar. El lenguaje y las representaciones visuales pueden convertirse en nuestros aliados para nombrar y mostrar lo que ha estado invisible y para generar mayor igualdad en cuanto a la representación. Por esta razón, el Ministerio de Transporte de Argentina, presidente pro tempore del Transport Gender Lab en 2021, desarrolló la “Guía práctica de comunicación con sensibilidad de género del transporte” aprobada mediante la Resolución 54 de 2021.    

Pero ¿qué es la comunicación con perspectiva de género?

Es un tipo de comunicación que comprende que el lenguaje no es neutral sino ampliamente ideológico. En esta medida, entiende que el lenguaje tradicional oculta las resistencias y prejuicios, porque lo que no se nombra y no se muestra, no existe. Esta comunicación pretende usar el lenguaje y las representaciones visuales para evidenciar las situaciones y a los grupos históricamente invisibilizados, y promover una mayor igualdad.[1]

La Guía del Ministerio de Transporte de Argentina brinda pautas sobre cómo incorporar la perspectiva de género en la comunicación de forma efectiva.

Otras recomendaciones hacen referencia a la inclusión de identidades no binarias en el discurso, no sólo a las mujeres, y usar pronombres consistentes con la identidad de género de la persona. 

La diversidad también se puede reconocer evitando el uso de “la mujer” para referirse a “las mujeres”. La guía da indicaciones de accesibilidad y lenguaje, y de uso de términos para referirse a situaciones de violencias por razones de género. También propone incluir variedad de opciones de género para responder a encuestas.

Frente a las imágenes y señalética, la Guía busca visibilizar la diversidad, ampliar el espectro de las masculinidades cuando se representa a los hombres, mostrar mujeres activas, usar amplias paletas de colores, evitar la jerarquía entre imágenes por género.

Además, emplear señalética con expresiones gramaticales neutras, por ejemplo, “personas trabajando” en lugar de “hombres trabajando”. Igualmente, en el metro o subte de Buenos Aires se ha promovido la incorporación de estaciones con nombres de mujeres.

Por fuera de la Guía, estas pautas son todavía objeto de discusión. El uso del lenguaje inclusivo es controversial, con defensores y detractores. Efectivamente existen barreras por la costumbre de usar nuestro idioma y representar nuestras realidades de forma androcéntrica o alrededor de lo masculino. Hacer el esfuerzo de incluir a mujeres, poblaciones diversas y LGBTQ+ en nuestras expresiones requiere de práctica constante, y de un diálogo abierto sobre las razones para hacerlo y cómo hacerlo. Más allá de lo expuesto en la Guía, hay quienes afirman que para referirse a un grupo mayoritariamente conformado por mujeres deberíamos decir “nosotras” o “todas”, aunque haya un par de hombres en el grupo. Y quienes visibilizan ocupaciones feminizadas para generar consciencia activa usando el femenino, por ejemplo, al referirse a trabajadoras domésticas que son 95% mujeres en América Latina. Comprendemos que, aunque el lenguaje y las imágenes con representación diversa no son la única herramienta de transformación social, su uso consciente e incluyente, más que una imposición, es una invitación para diversificar eso que nombramos y representamos con miras a una mayor igualdad, especialmente dentro del sector transporte.


[1] Ver: Guichard, Claudia (2015) Manual de comunicación no sexista. Hacia un lenguaje incluyente. INMUJERES, http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/101265.pdf


Álvarez, Alma (2016) Manual de comunicación institucional con Perspectiva de Género. Secretaría de Relaciones Exteriores de México, https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/328633/manual_comunicacion_institucional_perspectiva_genero.pdf

PNUD Y EIRD, Manual de género para periodistas, https://www.eird.org/orange-day/docs/genero/manual-de-genero-para-periodistas-pnud.pdf


Foto de portada: Presidencia República Dominicana

Comentarios de Facebook
Spread the love

Seguinos

INSTAGRAM

LINKEDIN

YOUTUBE

Publicidad