El eco del XXIICILA en Granada sigue vibrando en mi corazón, un encuentro que excedió todas mis expectativas y marcó un hito en mi vida profesional y personal. Desde el inicio, se palpaba una atmósfera cargada de energía y camaradería, lo que reafirmaba que el CILA es mucho más que un congreso técnico; es una familia global unida por una pasión compartida por la vialidad y la ingeniería de pavimentos.
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Representar a Paraguay en este foro internacional fue un privilegio enorme. Desde la ponencia que ofrecí sobre el impacto de las comunicaciones en la ingeniería de pavimentos, hasta mi participación en el inspirador taller “Mujeres Pavimentando el Futuro”, cada instante fue una valiosa oportunidad de aprender muchìsimo, intercambiar conocimientos y crecer al lado de profesionales de diversos rincones del mundo.
El Día de la Confraternidad me permitió sumergirme en una experiencia cultural enriquecedora, donde la historia y las vivencias compartidas dejaron una huella indeleble en mi memoria y corazón.
El honor de recibir el nombramiento como Coordinadora Comunicacional de todos los CILAs coronó este viaje, reflejando la confianza en mi habilidad para fomentar el desarrollo y la difusión del conocimiento en nuestro sector. Este reconocimiento me llena de gratitud y renueva mi motivación para continuar esforzándome y marcando una diferencia en el mundo de la ingeniería vial.
Uno de los momentos más inolvidables del congreso fue la ratificación de Paraguay como la sede del próximo XXIIICILA. Este anuncio no solo fue un reconocimiento al esfuerzo y la dedicación de nuestra delegación, sino que también marcó un hito para nuestro país en el escenario internacional.
La presencia y el entusiasmo de la delegación paraguaya en Granada, llevando nuestra cultura y nuestro compromiso a cada rincón del evento, fue realmente emocionante. Este logro reafirma aún más mi compromiso con el desarrollo de nuestra comunidad y la promoción de la ingeniería vial a nivel mundial.
Sin embargo, más allá de los logros y reconocimientos, lo que más atesoro de mi experiencia en Granada es el sentido de comunidad y conexión que todos los participantes compartimos. Las oportunidades de networking, colaboración y celebración se transformaron en recuerdos valiosos que llevaré en mi corazón siempre.
Mirando hacia adelante, estoy entusiasmada por continuar construyendo sobre los éxitos de este congreso, impulsando la innovación y el crecimiento en nuestro campo. Apoyada por una red global de profesionales y amigos, estoy convencida de que juntos alcanzaremos grandes logros.
Para todos aquellos que vivieron el XXIICILA, ya sea en persona o virtualmente, Granada fue más que un evento técnico; fue un viaje emocional y transformador que reafirmó mi pasión por mi trabajo y mi compromiso con el desarrollo sostenible de nuestras carreteras y comunidades.
¡Gracias a cada uno de ustedes por hacer de esta experiencia algo verdaderamente inolvidable!
