Como comunicadora apasionada por el mundo de las carreteras y la infraestructura, hoy quiero compartir con ustedes una historia que realmente me ha tocado el corazón. Es la historia del puente de la Bioceánica, una megaobra que no solo está uniendo físicamente a Paraguay con Brasil, sino que también está uniendo sueños y oportunidades.
En el remoto rincón de Carmelo Peralta, considerado la puerta al pantanal paraguayo, esta construcción no es solo un puente, sino un catalizador de crecimiento y desarrollo. Me conmueve especialmente la historia de Osvaldo Añazo, auxiliar de seguridad en el proyecto, cuya vida ha cambiado radicalmente gracias a esta obra.
Osvaldo, como muchos otros, ha encontrado en la Bioceánica no solo un empleo, sino una puerta hacia el futuro. Antes de unirse al Consorcio Binacional PY-BRA, su situación era complicada, con pocas oportunidades de empleo. Ahora, no solo trabaja, sino que también se está capacitando y planea continuar su educación para especializarse en seguridad.
Este puente es más que infraestructura; es un puente hacia nuevas habilidades, conocimientos y, sobre todo, esperanza. Cientos de obreros, la mayoría de la región, están poniendo su esfuerzo en esta obra que es fundamental para el futuro corredor Bioceánico. Están construyendo un legado, no solo para ellos mismos sino para toda la región.
Cada vez que escucho historias como la de Osvaldo, me siento más comprometida con mi labor de comunicar y resaltar la importancia de proyectos como este. Son historias de superación, de esfuerzo, y de cómo las carreteras y puentes pueden ser mucho más que simples conexiones físicas. Son conexiones humanas, de sueños, de posibilidades.
Hoy, mientras este puente se construye, también se están construyendo sueños y se está forjando un futuro mejor. El puente de la Bioceánica es un recordatorio de que detrás de cada gran obra hay historias humanas, sueños que se vuelven realidad y un impacto que va mucho más allá del cemento y el acero.
Andréa Peris
Carreteras y Algo Más
