Las nuevas tecnologías han convertido a estas pequeñas aeronaves en unas herramientas imprescindibles para salvar vidas, luchar contra los incendios o asumir trabajos en altura.
Dron sobrevolando el parque eólico de Amazon US East (Carolina del Norte, EE. UU.).
Los drones son pequeñas aeronaves pilotadas por control remoto, es decir, son vehículos aéreos no tripulados. Parecen helicópteros o aviones de reconocimiento y destacan, sin duda alguna, por sus numerosas aplicaciones.
La miniaturización ha hecho posible que los drones quepan en una mochila o, incluso, en la palma de la mano lo que les convierte en nuestro mejor aliado en las más variadas circunstancias: pueden vigilar cosechas, detectar fugas de agua, realizar seguimiento de especies en peligro de extinción, localizar personas en situación de emergencia, ayudar en la predicción meteorológica, agilizar la revisión y mantenimiento de las redes eléctricas y así un largo etcétera.
Desde el punto de vista empresarial, la revolución de los drones está transformando profundamente los principales sectores de actividad ya que asumen trabajos complejos y abaratan costes.Según el informe Clarity from above, elaborado por PwC (mayo 2016), el incipiente mercado relacionado con el uso de drones generará oportunidades de negocio por un valor superior a los 127.000 millones de dólares—especialmente en infraestructuras, agricultura y transportes—. Según la UE, alcanzará los 10.000 millones de euros en Europa en 2025.
La legislación ya se está adaptando y Europa trabaja en una ley única que regule el espacio aéreo en los primeros 150 metros de altura: será obligatoria una titulación avalada por la autoridad aérea del país, una autorización para la empresa, un seguro de responsabilidad civil aeronáutica y un número de identificación para cada dron.
Estos pequeños genios aéreos ya están preparados para ayudarnos en las más variadas misiones:
Fuente: web de Iberdrola.com
