sábado, abril 27, 2024

La promoción de la empleabilidad con enfoque de género avanza decididamente hacia el cumplimiento de su meta en las obras de mejoramiento y conservación de los Corredores Agroindustriales de la Región Occidental, obra conocida como Ruta de la Leche. 

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Esto se realiza mediante el ingreso progresivo de mujeres al trabajo vial y la promoción de una movilidad ascendente, vinculada al desarrollo de sus competencias. 

Así lo testifican Diana, Tamara, Nidia, Claudia, Antonia y Sol que, junto a otras 17 mujeres representan cerca del 5% de los trabajadores viales, empleados en estas obras del Chaco paraguayo, tendencia marcadamente en ascenso. 

Tamara es de Carmelo Peralta, departamento de Alto Paraguay, tiene 4 niños y 26 años, se desempeña como apuntadora de producción. Hizo su primera experiencia en el Corredor Vial Bioceánico como apuntadora de costo y gracias a la recomendación de su ex capataz por su buen desempeño, ahora está en su segunda obra vial.  

“Es desafiante el trabajo, pero deja la satisfacción de la autonomía y la independencia económica”, nos dice Tamara. 

Diana Meza tiene 26 años, es de Villarrica, departamento de Guairá, tiene 2 hijos, uno de 8 y otro de 6 años. Es bachiller técnico agropecuario y trabaja hace 2 años en obras viales. Primero fue operadora de tractor agrícola y luego operó la motoniveladora en la ruta PY09 – Transchaco, ahora es operadora multifuncional, lo que significa que puede manejar la máquina compactadora, el tractor, el camión regador, el volquete o cualquier otra maquinaria pesada. 

Su deseo es retomar su carrera de Ingeniería y orientarse en el énfasis ambiental para trabajar exclusivamente en, infraestructura vial. 

“Ahora las mujeres nos estamos abriendo camino también en este ámbito y yo personal y particularmente las invito a que se animen, porque las mujeres también podemos, siempre voy a recalcar eso, las mujeres no somos el sexo débil”, remarca Diana. 

Ellas nos comentan que gracias a la apertura y la flexibilidad que también muestran los compañeros varones, en el marco del respeto mutuo, es posible una convivencia armónica que día a día se va naturalizando más y más, quedando en el pasado el mito de que este tipo de trabajos es “cosa de hombres”. 

La influencia del trabajo vial proviene a veces de amigos, a veces de la pareja, como también puede venir, en algunos casos, de una tradición familiar. 

Ejemplo de ello es Sol, que tiene 18 años, llegó al Chaco desde Vallemí, departamento de Concepción. Trabaja como ayudante de topografías y gracias a la buena influencia de su pareja, que también se desempeña en el rubro dentro de estas obras, ella empezó su formación como topógrafa. 

Además, en su familia su mamá es la que acumula más experiencia de trabajo con empresas viales, puesto que se desempeñó como cocinera durante 12 años en una empresa contratista. Pero no solo ella, también su hermana, que es técnica en seguridad y su hermano, que es chofer. Todo su círculo afectivo cercano está trabajando gracias a las oportunidades que dan las inversiones en infraestructura vial. 

Otro testimonio de las oportunidades de empleo y de una carrera laboral ascendente en obras viales es Antonia, quien tiene 28 años. Ella es de Bella Vista Norte, departamento de Amambay, trabaja operando la máquina vibro compactadora. 

Durante 6 años trabajó en un oficio tradicional en una empresa vial como cocinera y luego de manifestar su interés en el trabajo más técnico, empezó como banderillera, luego de apuntadora, tiempo durante el cual aprovechó para capacitarse y entrenar en el manejo de máquinas pesadas. Esta es la tercera empresa vial en la que está trabajando. 

EMPLEO LOCAL

En cuanto al empleo local que genera la ejecución de este proyecto podemos mencionar que la oferta se abre tanto para gente no calificada como para personal calificado, tanto en empleos tradicionales como en otros que no. 

Nidia tiene 26 años, es contadora, tiene 2 hijos y vive en pareja. Hace 4 meses trabaja en la Ruta de la Leche como conductora de camión. Para ella, trabajar entre sus compañeros es algo completamente rutinario y ellos ya tienen normalizado la presencia de mujeres en su entorno porque así están acostumbrados en la zona. 

“Mis compañeros saben que yo soy quien los tengo que buscar de sus casas hacia la obra y llevarlos de la obra a sus casas, que yo les llevo el agua y el almuerzo, así que no van a perder eso de vista”, dice respecto a las formas de relacionamiento. 

Claudia tiene 25 años, es madre de un niño de 3 años. Desde mayo trabaja en la Ruta de la Leche como banderillera de carga. Llegó a esta obra, gracias al contacto de su anterior capataz. 

“Las mujeres que trabajamos en obras somos valientes”, dijo, refiriéndose a ella y sus congéneres. 

Estos son casos emblemáticos de mujeres en movilidad laboral ascendente, que, mediante el desarrollo de sus competencias, hoy están en una carrera prometedora en el sector vial y contribuyendo decididamente al bienestar de sus familias, a la par que al desarrollo del país.

Fuente web del MOPC

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