lunes, mayo 13, 2024

Imagina que estás en la cima de una montaña y que frente a ti pasa una carretera, por la cual transitan muchos coches. Tu propósito es parar el tránsito.

city near mountain during golden hour
Photo by Roberto Nickson on Pexels.com

La primera opción que eliges es bajar la montaña y ponerte en mitad de la carretera para frenar a los coches y así parar su circulación. ¿Qué sucede?

Que los coches te han intentado atropellar en varias ocasiones. Estás en medio de un montón de coches y estás atrapado y además corres peligro de ser arrollado por uno de ellos. Y te das cuenta de que de esta manera no puedes parar el tránsito.

La segunda opción que eliges es quedarte en la cima de la montaña y observar desde ahí la circulación de los vehículos. Al principio sólo ves coches y coches que pasan y se van y vuelven a pasar más. Y tu estás lejos, en la distancia, observando el tránsito, sin meterte en el medio, sin involucrarte, sin quedar atrapado. Y poco a poco te das cuenta que los coches son cada vez menos frecuentes y que ya no pasan tantos, y que poco a poco el tránsito disminuye y si pasa algún coche, simplemente pasa y se va….

Esto es una metáfora de lo que ocurre en la mente cuando practicas Mindfulness. Los coches son los pensamientos, y tú puedes elegir o zambullirte dentro de ellos, rememorando el pasado o el futuro inexistente, creando estados emocionales distintos al presente que estás experimentando, o por lo contrario, puedes elegir, mediante la respiración consciente dejar pasar esos pensamientos y mirarlos en perspectiva, ver como vienen y como se van: así entrenas al músculo de la mente para mantener el espacio mental, la calma y aprendes progresivamente a auto-regularte y gestionar con más consciencia tus pensamientos y emociones.

Es importante, muchas veces reformularse para poder progresar más aún.

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