sábado, mayo 11, 2024

Las ciudades no han sido planificadas ni diseñadas pensando en los niños. Las necesidades de un niño son totalmente diferentes de las de un adulto. Sin embargo, eso no se evidencia en la mayoría de los espacios públicos de las ciudades de la región ¿Cómo hemos llegado a olvidar nuestros queridos pequeños? Concebimos la ciudad desde la perspectiva de un adulto que realiza viajes de trabajo a oficina, al comercio y a lugares de ocio y recreación. Razones sobran para reflexionar sobre la necesidad de adaptación y cambio en el diseño de las ciudades para mejorar la movilidad segura, promover el aprendizaje y desarrollo cognitivo, y espacios lúdicos para nuestros niños. En este blog te contamos sobre ellas.

En primer lugar, está la seguridad. Los vehículos motorizados son dueños del mayor espacio en las calles. La alta velocidad a la que circulan y la falta de infraestructura adecuada, convierten a las calles en un escenario fatal. Todos los días aproximadamente 50 niños pierden la vida debido a siniestros de tránsito en América Latina. La mayoría de los que fallecen en las carreteras con menos de 14 años son peatones (UNICEF, 2012). Esto quiere decir que 18.000 mil niños mueren cada año, sin incluir aquellos que, por lesiones graves, quedan con discapacidades de por vida. Se ha trabajado en capacitación y concientización, pero lo más apremiante es que necesitamos infraestructura segura para proteger a los niños.

Las autoridades y planificadores urbanos necesitan incorporar el concepto de calles indulgentes (Forgiving Streets).

Se reconoce el error humano, pero la infraestructura debe tomar en cuenta ese potencial error desde su diseño, protegiendo al peatón y a los más vulnerables. Bajo esta concepción, la culpa de un siniestro no será nunca de los niños. Buenas prácticas incluyen la pacificación de las calles con zonas menos de 30 km/h reduciendo el ancho de carriles y ampliando aceras a los peatones y ciclovías a ciclistas, buena señalización, cruces de vías más cortos y con pasos cebra a nivel de las aceras. Se retira espacio al vehículo y se lo entrega a los más vulnerables; esto es a la mayoría de los usuarios de la calle, empezando por los propios vecinos del lugar.

Una segunda razón para diseñar desde la perspectiva de los niños es el aprendizaje. NACTO, National Association of City Transportation Officials, trabaja en guías, manuales y programas de formación internacional que muestran cómo se debería diseñar el espacio público priorizando a los diferentes tipos de usuarios. En su último manual “Designing Streets for Kids” enfatiza que las calles y veredas son las redes de espacio público más grandes de una ciudad y que por lo tanto se deben aprovechar para que los niños puedan desarrollarse en un ambiente seguro y aprendan de su entorno. La percepción visual de un niño es diferente a la de un adulto.

¿Te has preguntado alguna vez como se ve nuestro entorno desde una altura de 95 cm? Esa es la altura de un niño de 3 años. ¿Qué cambiarías si vieses la ciudad desde esa altura? La fundación Bernard van Leer consciente de la importancia del aprendizaje temprano en la vida de un niño y en la búsqueda de que logre todo su potencial, promueve políticas públicas y programas para el desarrollo infantil que incluyen la planificación y desarrollo de infraestructura segura y saludables para niños (Urban95). La ciudad es la que se debe adaptar a las necesidades de los niños y no al revés. Una ciudad segura para niños lo será también para las mujeres, personas con discapacidad y adultos mayores.

¿Por qué el diseño urbano de una ciudad es importante para los niños? 

El diseño y planificación de espacio público es transcendental porque los niños obtienen conocimiento a través de la experiencia. Acciones tan simples como ir al parque, a la tienda o ir caminando a la escuela desarrollan habilidades cognitivas fundamentales del cerebro como la audición, el lenguaje, interacción social, el sentido de orientación y la memoria (NACTO,2020); además de fomentar la actividad física tanto para los niños como para sus cuidadores.

Figura 1: Aprendizaje a través de la experienciaFuente: Designing Streets for kids, NACTO.   Traducción: Angie Jaramillo

Finalmente, los niños aprenden jugando en su rutina diaria y, ¡no solo en los parques! Si hablamos de que el mayor espacio público de una ciudad está en sus aceras y calles, es mejor aprovecharlo, pues pueden transformarse en espacios activos de encuentro, de recreación y descanso. Un gran ejemplo es París donde la alcaldesa Anne Hidalgo en 2017 implementó de forma permanente el cierre de las vías a las orillas del río Sena, para transformarlas en grandes sendas con áreas verdes, juegos infantiles y zonas culturales. Hoy es un espacio para disfrutar en familia. Los juegos más simples y sensoriales despiertan su intuición. Un poco de cajas de arena, mapas dibujados en el piso, agua en movimiento y contacto con la naturaleza es todo lo que se necesita para captar la atención de los pequeños.

Los niños tienen el derecho de crecer en un entorno seguro y saludable que les permita aprender mientras juegan y descubrir de a poco la ciudad. La planificación urbana desde la perspectiva de los niños abre la puerta a la construcción de una ciudad segura para todos.

Bibliografía

Bernard van Leer. (2020). Creación de ciudades saludables, prósperas y estimulantes que fomenten el buen desarrollo de los niños pequeños y sus familias. Obtenido de Urban95: https://bernardvanleer.org/es/solutions/urban95-es/

Gehl, J. (2014). Ciudades para la gente. Buenos Aires: Ediciones Infinito.

NACTO; Global Designing Cities Initiative. (2020). Designing Streets For Kids. New York: National Association of City .

Tingvall, C. (2020). Salvar Vidas más allá del 2020. Estocolmo: Administración de Transporte de Suecia.

UNICEF. (2012). Informe Mundial sobre la prevención de lesiones en los niños. Washington: World Health Organization.

Fuente: blog del bid

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