viernes, mayo 10, 2024
Deslizamiento de tierra - BR-070, Mato Grosso, Brasil. Crédito: DNIT/ revelación.

Los efectos del cambio climático y los desastres naturales representan una amenaza para el desarrollo sostenible de América Latina (ALC). Esta región se encuentra entre las más vulnerables a los impactos del cambio climático, debido a su ubicación geográfica y sus variables socioeconómicas (BID, 2014). Esto plantea una amenaza directa para el desempeño de la infraestructura y el funcionamiento de los servicios públicos (WWF, 2017).

Las vulnerabilidades existentes en la región están aún más evidentes debido a la pandemia actual. Las medidas esenciales para contener la propagación del virus – como los confinamientos nacionales, el cierre de fronteras y el distanciamiento social –  han afectado directamente a la economía de LAC, ya que el 45% de los trabajadores labora en sectores de contacto intenso (FMI, 2020).

Dado que los países están desarrollando sus políticas de recuperación y pasando de la etapa de contención de la crisis sanitara a la reanimación económica, existe una gran oportunidad y la necesidad de una respuesta verde y resiliente a los cambios climáticos, que se puede lograr mediante las acciones: mejorar el acceso a los servicios públicos básicos; desarrollar mercados formales; promover la adaptación de la infraestructura para hacerla resiliente al cambio climático; invertir en la digitalización de servicios, siguiendo las tecnologías globales de inteligencia y gestión de dados (IFM, 2020). Conforme el Documento de Marco Sectorial de Cambio Climático del IDB , “la reducción de las brechas de desarrollo y la promoción de un crecimiento incluyente pueden contribuir a atenuar la vulnerabilidad a los efectos del cambio climático” (IDB, 2018).

Por esa razón, el BID está trabajando en el desarrollo de estrategias para la región de ALC con el fin de contribuir a la lucha contra el cambio climático y los desastres naturales. El objetivo es aplicar lo que es más moderno de Gestión de Riesgo de Desastres (GRD) a proyectos en la región, para que las infraestructuras se vuelvan cada vez más resistentes frente a las amenazas naturales (BID, 2019).

Con base en las lecciones aprendidas de los últimos años con los proyectos del BID y en las mejores prácticas internacionales, el BID desarrolló la Metodología de Evaluación del Riesgo de Desastre y Cambio Climático en Proyectos para unificar el proceso de identificación, evaluación y gestión de los riesgos de desastres y cambio climático en los proyectos. La propuesta es actuar en todas las fases del ciclo del proyecto desde tres etapas: (i) screening y clasificación; (ii) evaluación cualitativa; y (iii) evaluación cuantitativa (BID, 2019).

La identificación de riesgos y la priorización de las medidas de adaptación también se han aplicado a proyectos de transporte en el BID. 

El análisis de Blue Spot propuesto es un ejemplo de un enfoque que aplica el Banco y que actúa a nivel de sistema, a partir del cual es posible priorizar intervenciones en un portafolio de análisis al evaluar el costo beneficio de distintas acciones.

¿Cuántas veces se informan interrupciones de tráfico en las carreteras debido a deslizamientos de tierra?

Escenas como esta se repiten en varios lugares del mundo. Con esto en mente, el BID comenzó a trabajar en el estado de Mato Grosso (Brasil) con el objetivo principal de mejorar la infraestructura logística para el transporte, ya que este es el principal productor agrícola del país.

Con el uso de herramientas de geoprocesamiento y de modelado numérico de escenarios de cambio climático, se desarrolló una cartera de infraestructura sostenible considerando las principales amenazas climáticas, la demanda de tráfico y el potencial turístico en el estado. Fue posible introducir conceptos de GDR a los gobiernos locales a través de un enfoque innovador para modelar mapas de riesgos a escala de ingeniería. Todos los componentes del factor de riesgo (amenaza, vulnerabilidad y exposición) se adaptaron a la realidad local – una innovación para el desarrollo de un proyecto ejecutivo.

A partir de esa experiencia, el sector del transporte se ha preocupado cada vez más por la inclusión de la gestión de riesgos ambientales en sus proyectos de infraestructura sostenible. 

El sector se dio cuenta de que los enfoques convencionales pueden no ser suficientes para hacer frente a los impactos del cambio climático, lo que requiere una fuerte inversión en innovaciones tecnológicas y la implementación de nuevas estrategias para gestionar la ocurrencia de estos fenómenos.

Para contribuir eficazmente a la planificación de nuevas infraestructuras y a la gestión de las actividades de mantenimiento y conservación de las estructuras existentes, se desarrolló un sistema integrado de gestión de riesgos, denominado OnRoad. La idea es que la información sea centralizada y accesible para los gerentes públicos, de modo que se puedan tomar medidas teniendo en cuenta a los principales actores en las estrategias de GRD: los entes gubernamentales, los técnicos y la población.

Sistema de Gestión de Riesgos en Carreteras.
Crédito: Autor (2020).

El sistema OnRoad se alimenta con mapas de amenaza (escenarios climáticos actuales y futuros) con una escala adecuada para proponer soluciones de ingeniería. 

Según el diagnóstico proporcionado por estos mapas, los gerentes analizan y priorizan puntos críticos de la infraestructura vial.

En esta plataforma colaborativa, se alienta a los gerentes a crear una base de datos de eventos y soluciones de adaptación. La población también es una parte activa en el proceso, que contribuye al envío de información y la recepción de alertas en tiempo real. Consciente de las incertidumbres de los análisis futuros, una base de datos consolidada es esencial para establecer buenas prácticas de proyecto.

El BID ha estado trabajando sistemáticamente hacia la resiliencia de la infraestructura de transporte, utilizando el conocimiento científico como base e implementando soluciones tecnológicas innovadoras para pronosticar y adaptarse a escenarios climáticos futuros. 

Cada vez es más claro que los eventos pasados no son suficientes para guiar la elaboración de proyectos, y por esta razón, las acciones del Banco se están centrando en la intersectorialidad y se adaptan a la realidad de cada región.

REFERENCIAS

FMI (2020) Perspectivas Econômicas – As Américas: a persistência da pandemia obscurece a recuperação. Disponible: https://www.imf.org/pt/Publications/REO/WH/Issues/2019/10/22/wreo1019; Acesso em: nov. de 2020.

IADB (2014) El cambio climático y el BID: Creación de Resiliencia y Reducción de Emisiones. Banco Interamericano de Desarrollo, D.C., EUA. Disponible: https://publications.iadb.org/es/publicacion/16884/el-cambio-climatico-y-el-bid-creacion-de-resiliencia-y-reduccion-de-emisiones; Acceso en: mayo 2020.

IADB (2019) Disaster and Climate Change Risk Assessment Methodology for IDB Projetcts: a technical reference document for IDB project teams. Inter-American Development Bank, D.C., USA. Disponible: https://publications.iadb.org/en/disaster-and-climate-change-risk-assessment-methodology-idb-projects-technical-reference-document; Acceso en: mayo 2020.

IDB (2018) Documento de Marco Sectorial de Cambio Climático. División de Cambio Climático. Banco Interamericano de Desarrollo, Washington, DC. Disponible: http://idbdocs.iadb.org/wsdocs/getdocument.aspx?docnum=EZSHARE-718086525-19; Acesso en: nov. 2020.

IMF (2020) Fiscal Monitor – Polices for the Recovery. Washington, DC. Disponible: https://www.imf.org/en/Publications/FM; Acceso en: Nov 2020.

WWF (2017) Guia de adaptação às mudanças do clima para os entes federativos – Estudo completo. WWF-Brasil, Brasília, DF. Disponible: https://www.wwf.org.br/?62222/Guia-de-adaptao-s-mudanas-do-clima-para-entes-federativos; Acceso en: mayo 2020.

Fuente: web del BID

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