El problema de los residuos plásticos en los océanos ha recibido gran atención mediática recientemente, con llamadas a la acción que incluyen la limpieza de la basura que contamina los mares, además de reducir el uso de plásticos de un solo uso, como los que se utilizan en envases de comida y botellas de agua.
Aunque en los países desarrollados puede reducirse el consumo de agua embotellada mediante la concienciación y mejorando la confianza de los consumidores en el agua del grifo, en las naciones en desarrollo puede no haber una alternativa segura. En este contexto, mejorar el abastecimiento, aparte de tener beneficios obvios para la salud y el bienestar económico de las personas, puede ser una forma eficaz de reducir los residuos plásticos, informa The Guardian.
Un nuevo documento encargado por el Panel de alto nivel para una economía sostenible del océano ─una iniciativa creada en 2018 para catalizar soluciones para la salud de los océanos en apoyo de los ODS, formada por los jefes de gobierno de 14 países─ enumera una serie de planteamientos para cambiar el curso de la contaminación de los océanos, y uno de ellos es construir sistemas de abastecimiento y producción de alimentos a nivel local para eliminar la necesidad de utilizar envases de plástico.
Richard Connor, redactor jefe del Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos (WWDR), ha dicho: «Sin duda alguna, tener acceso a agua potable y asequible reduciría de forma significativa la cantidad de plástico que se utiliza (y después se tira) para llevar agua a las poblaciones sin acceso». Además, mejorar la gestión de las aguas residuales y las aguas pluviales es necesario para que los residuos plásticos no acaben en las masas de agua después de desecharlos. Teniendo en cuenta que crear sistemas de abastecimiento en muchos países pude llevar años, entretanto es necesario también trabajar en los sistemas de recogida y reciclaje de botellas de plástico usadas, según los expertos.
Las naciones desarrolladas también tienen trabajo por delante en este aspecto: sus ciudadanos pueden elegir entre agua embotellada y agua del grifo, siendo esta última una opción barata que no genera residuos. Sin embargo, los europeos siguen bebiendo de media 117 litros de agua embotellada por persona y año, si bien el Parlamento Europeo está trabajando para reducir el consumo de agua embotellada.
Por último, la actual pandemia puede tener un gran impacto sobre el medio ambiente. Aunque las autoridades han asegurado que el virus causante de la COVID-19 no se ha detectado en el agua de abastecimiento, por lo que no es necesario beber agua embotellada, las personas sin agua corriente, en cualquier lugar del mundo, no tienen otra opción que recurrir a agua envasada para beber y lavarse las manos. Por otra parte, tirar de cualquier manera las mascarillas y guantes que nos protegen de la COVID-19, a veces en la calle, donde son arrastrados a las alcantarillas y de allí hasta las masas de agua, se ha asociado a una mayor contaminación del mar por plásticos.
Fuente: web iAgua