La tecnología avanza a pasos agigantados y cada vez es más común escuchar el calificativo “inteligente” junto a dispositivos. Éstos se caracterizan por emplear la Inteligencia Artificial para trabajar de un modo mucho más eficaz y por estar conectados a Internet.
Ya existen multitud de altavoces inteligentes, relojes, coches e incluso electrodomésticos; sin embargo, ¿qué ocurre con las carreteras? Les explicamos qué es una carretera inteligente y cuál es su situación actual.
¿Qué es una carretera inteligente?
Las carreteras inteligentes lograrán almacenar grandes cantidades de información sobre diversos factores de interés de las vías, tanto para los propios conductores como para las autoridades. Cualquier persona podrá acceder a dichos datos en tiempo real, lo que elevará la seguridad a un nuevo nivel.
En este sentido, se integrarán elementos en las carreteras que servirán para prever, informar y responder ante determinadas circunstancias. Cambios meteorológicos, volumen del tráfico en las vías y aparición de desperfectos en ellas que puedan afectar a los conductores.
Países de todo el mundo ya están probando sistemas de este tipo, lo que nos hace pensar que en el futuro todos nuestros movimientos en la carretera estarán monitorizados de manera automática. Así, ya hay tramos en los que es posible controlar la iluminación, conocer la temperatura del asfalto con sensores y analizar la situación del tráfico con sistemas de cámaras.
¿Cuándo llegarán a nuestra sociedad?
Las innovaciones de este campo están siendo desarrolladas, al menos en su mayoría, por compañías privadas; pero, cada vez más gobiernos se involucran a sabiendas de que es el futuro de las carreteras de todo el planeta Tierra.
Importantes ciudades europeas como Londres, París, Madrid o Berlín ya han impuesto medidas para reducir el tráfico y las emisiones de C02. Podríamos considerarlo como un primer paso antes de llevar a cabo la conversión inteligente de las carreteras.
La mayoría de las personas están acostumbradas a la tecnología, por lo que no les sería difícil un cambio de este tipo. Además, los gobiernos reducirían costes al mismo tiempo que mejoran las condiciones de conductores y de las propias autoridades para hacer frente a las adversidades que puedan vivirse en las vías.
De este modo, la tecnología pasaría a cobrar un mayor grado de relevancia en las carreteras, un campo de suma importancia debido a que la vida de millones de conductores está en peligro cada vez que éstos se ponen al volante. La seguridad que aportan las innovaciones tecnológicas podría ayudar a reducir las muertes en las vías de manera significativa.
Fuente: El Español web