El objetivo principal de la sensorización inteligente pasa por la acumulación de grandes cantidades de datos para que, posteriormente, al ser procesados sirvan de ayuda en la toma de decisiones.
La principal característica de los sensores inteligentes es su aplicación en las ciudades del futuro, entornos compuestos por una red de infraestructuras y servicios interconectados entre sí y gestionados mediante el uso de las TIC. Las ciudades del futuro o Smart Cities presentan una estructura con tres componentes tecnológicos interrelacionados: sensorización, comunicación e inteligencia.
Las ciudades están llenas de elementos sensorizados para monitorizar puntos clave de interés social y ambiental: hay sensores en los coches y en los semáforos que permiten medir el volumen del tráfico o las infracciones viales; en los edificios, para medir la temperatura y la humedad; hay sensores para la gestión de residuos; para los sistemas de iluminación inteligente; para el control del riego; para detectar incendios forestales o para prever la crecida de los ríos en las temporadas de lluvias. ¡La lista podría ser interminable!
Los datos a gran escala o Big Data que proporcionan los sensores inteligentes son procesados y analizados para identificar patrones recurrentes y generar posibilidades de mejora, relacionadas con la prestación de servicios y la gestión de recursos entre otros.
En el caso del transporte, uno de los elementos clave en todas las grandes ciudades, la sensorización inteligente permite optimizar la gestión de los servicios de transporte público, adaptando las frecuencias de paso a las necesidades reales y facilitando la circulación en determinadas vías, mediante la gestión de los sistemas de control de tráfico en función de la demanda en tiempo real. Todo ello conduce a mejoras cuantitativas importantes, como son la reducción de emisiones de Co2 o la mejora de la movilidad de los ciudadanos.
La prestación de servicios como la recogida de basuras pueden optimizarse igualmente gracias a la colocación de sensores inteligentes en los puntos de recogida. De esta manera se pueden optimizar las rutas de los camiones de recogida, propiciando una mejora del tráfico y una reducción de las emisiones contaminantes.
En este sentido cabe mencionar el caso de la ciudad de Barcelona que se ha posicionado como una de las principales Smart Cities a nivel mundial, por delante de ciudades como Nueva York o Londres. Actualmente, Barcelona es considerada la primera ciudad inteligente de España y la cuarta de Europa. Las calles de Barcelona ya cuentan con sensores que miden el ruido del tráfico, analizan la calidad del aire, controlan el aparcamiento e incluso, actúan como mecanismos de iluminación inteligente. También los peatones son detectados gracias a sensores inteligentes,los cuales observan la actividad de las personas y controlan los recorridos de la ciudad en los que hay más gente.
Las principales áreas de actuación en las que los sensores inteligentes cobran especial sentido en las Smart Citiesson las siguientes: servicios públicos y sociales, medio ambiente, movilidad, empresas y negocios, investigación e innovación, comunicaciones, infraestructuras, turismo, colaboración ciudadana y proyectos internacionales.
Vivimos en ciudades en las que que cada vez es más común encontrar sensores inteligentes que persiguen una mejora de nuestra calidad de vida. Esta red de sensores inteligentes conectados a Internet se hace extensible a prácticamente todos los activos que conforman la ciudad y marcan una tendencia clara de futuro.
Fuente: web de fractaliasystem